"Insiste el escritor en que hablar de la Guerra Civil, y de la represión posterior, no es hacerlo de «cosas del pasado». Él también se enteró, siendo niño, de que la Historia reciente guarda sorpresas no siempre agradables. Como cuando aquel descubrimiento infantil en Obanos, Navarra, escenario de la memoria sentimental que luego trasladó a «No existe tal lugar»: una casa, contigua al caserón familiar, que había estado cerrada desde 1936. Excitados por la curiosidad infantil, él y unos amigos se colaron dentro y ahí se encontraron el tiempo detenido y el vacío de unas biografías que quedaron truncadas. «Fue así como me enteré de los fusilamientos, de las sacas, de que en los pueblos había pavor. Habían sacado gente de allí para matarla, y la casa se quedó tal cual, para siempre».
Una casa puede quedar congelada, pero la Historia, con mayúsculas, continúa. Y se siguen destrozando placas de un mural que homenajea a republicanos muertos en la Batalla del Ebro. «Si la Guerra Civil fuera cosa del pasado, esto no sucedería; pero sucede, con tanta frecuencia que se ha hecho rutina». Lo dice en «A trancas y barrancas», en la entrada del 13 de febrero de 2014, cuando recuerda cómo, hoy, se ponen trabas a la apertura de fosas, se dificulta o impide el acceso a archivos, se atacan de manera impune monumentos y se alientan homenajes a los golpistas."
[Leer más]
Miguel Sánchez Ostiz nos dirigirá unas palabras el 14 de abril junto a la tapia de los fusilamientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario